viernes, 30 de julio de 2010

Cuando te dicen que hay algo que no podes ver lo único que queres es ver eso que no podés. Así tengas que perseguir, ocultarte y espiar, vos vas a ver lo que querés ver.
Es como espiar por el ojo de una cerradura, como revisar un celular ajeno, nunca sabes con qué te vas a encontrar.
Si espias sos responsable de lo que ves. Nunca sabes que vas a encontrar. A todos nos gustas hurgar, chusmear, espiar, aunque a veces no estemos preparados para lo que podamos ver por el ojo de la cerradura. Mirando por la cerradura podes llegar a robar verdades, verdades que pueden doler, y mucho.

El problema de espiar no es lo que se ve, sino todo lo que no se ve. Mirar por el ojo de la cerradura nos da una visión limitada de la realidad, muy estrecha. Todo lo que queda afuera de lo que el ojo de la cerradura no nos deja ver es como si no existiera.
Es irresistible, siempre queremos saber qué hay del otro lado ¿pero estamos preparados? Tras el ojo de la cerradura viven grandes secretos, secretos que significan una vida.